Mucho más que un cuento de verano

 

Jean-Gabriel Périot, aguerrido cineasta documental francés, se adentra con Lumières d’été, presentada en la sección Nuev@s Director@s del 64° Festival de San Sebastián, en un tema tan doloroso como silenciado como lo es el bombardeo de Hiroshima, brindando una historia delicada, triste, llena de poesía y algunos fantasmas… pero, no obstante, abierta a la esperanza. La película, que todavía no ha sido estrenada en Japón, pretende acercarse a la sociedad japonesa y conectar con ella. Una apuesta en toda regla.

Tras la densa Une jeunesse allemande (documental sobre individuos de ideologías similares que acabaron sucumbiendo a los caprichos del terrorismo), el director vuelve a introducirse en lo que viene siendo una de las obsesiones recurrentes de su filmografía: la violencia. Es, en este caso, la del bombardeo de Hiroshima, bajo la descompuesta mirada del protagonista Akihiro, cineasta japonés, residente en París que viaja al país nipón para realizar un documental sobre dicho ataque y el testimonio firme y desgarrador de la (aparentemente) frágil superviviente, quien tenía 14 años cuando el bombardeo tuvo lugar .

Nada hace presagiar la pepita que uno encuentra tras visionar la primera escena del film. He aquí la gran fuerza de Lumières d’été, la frontera entre ficción y realidad es tan imperceptible que tiende a desdibujarse. Una superviviente del bombardeo de Hiroshima, narra su experiencia, las imágenes, aún frescas y vívidas a pesar de los años, los ruidos, las cenizas, los cientos de muertos hacinados en cualquier esquina, su hermana enfermera muerta, el cadáver de su madre (el cual jamás fue encontrado), etc., y de repente, esta verdad que el espectador presencia sin apenas parpadear, va a transformarse en un haiku (poema breve japonés que evoca las estaciones del año) con ecos de Richard Linklater.

Conforme el largometraje transcurre, este penetra en los sueños, las tradiciones y la poesía. Akihiro se sienta un banco, como Julie Delpy lo hiciera allá por los 90 y tantos en un tren con destino a Viena (es inevitable no pensar en Antes del amanecer). Akihiro (Hiroto Ogi, que ofrece aquí una interpretación contenida y llena de matices), abrumado por esas palabras desoladoras y ese ajetreo de la vida parisina se va a dejar llevar por una joven pizpireta y resuelta llamada Michiko encarnada por una sublime Akane Tatsukawa. Esta le descubrirá la ciudad a su manera, naturalmente.

Se tratará de un improvisado paseo que tornará en viaje iniciático y liberador para el estresado protagonista: el choque cultural entre Francia y Japón será más que visible. A partir de ahí el relato fluye, emociona, sorprende y pone en cuestión la fragilidad de la existencia.

El largometraje, que ha sido rodado bajo la técnica de cámara en mano, para estar muy cerca de sus actores y destilar sinceridad, ha sido producido por la francesa Local Films.

 

Aida Amasuno Martín
Cineuropa
23 de septiembre 2016
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